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NIN: diciendo adiós

Estaba claro. Desde la gente que se paseaba por la entrada hasta la que ya había cogido sitio a primera hora de la tarde, todos habíamos ido al Paredes de Coura el pasado viernes a ver a los Nine Inch Nails, o lo que es lo mismo, a Trent Reznor. Se podían ver camisetas de NIN de riguroso negro hasta donde alcanzaba la vista, algunas de ellas con el logo de su gira: «Wave Goodbye: 1989-2009». Y es que creámosle o no, mr. Reznor ha anunciado esta gira como la última de NIN, aunque él seguirá componiendo música bajo el nombre de NIN y distribuyéndola gratuitamente como viene haciendo desde el año pasado. Así pues, la oportunidad de ver a Trent y sus músicos haciendo de las suyas sobre el escenario por última vez apuntaba a que aquella noche iba a ser irrepetible. Y vaya si lo fue.

Poco después de las 12 de la noche (hora portuguesa) salían a escena Reznor y los suyos noqueando al público con «Somewhat Damaged». Un sonido soberbio y un espectáculo de luces a medida para la música de NIN prometían un gran concierto. Trent tenía ganas de dar caña y sabía que era lo que todos deseábamos, así que encadenó clásicos sin parar: «Terrible Lie», «Sin», «Wish», «March of the Pigs», «Piggy» o «The Becoming» dejaban claro que los NIN venían para ganar. Con miles de cabezas agitándose adelante y atrás, el público se entregaba enfervorecido al espectáculo.
«Es jodido tratar de seguir el ritmo de Peaches», decía Trent en alusión al grupo que les antecediera en el escenario. Para darnos un breve respiro, sonó la instrumental «The Frail», dando paso acto seguido a «The Wretched». Otro instrumental, «La Mer», hizo de puente para que volviesen a sonar más temazos esperados por el público como «I Do Not Want This» o «Gave Up».

Reznor se dirigió de nuevo al público para presentar una canción que en su día interpretaba junto a su «héroe» David Bowie, «I’m Afraid of Americans». Luego llegaría el que fuera primer single de la historia de NIN, «Head like a Hole», muy esperado por sus fans. Fue entonces cuando se decidió a hacer una breve alusión a su pasado más reciente e interpretó «The Hand that Feeds» y «Survivalism», de sus álbumes «With Teeth» y «Year Zero», respectivamente. Trent Reznor y los músicos que le acompañaban habían dado un genial recital que supo a gloria pero también a despedida, y sólo faltaba la guinda del pastel. Tras desaparecer brevemente del escenario, la voz de NIN empezó a sonar y emocionar con «Hurt». Coreada y seguida por el público con palmas, el ritmo de la canción acabó por sincronizarse con nuestros latidos.
Fue su regalo de despedida. Ese concierto que uno va imaginándose en su cabeza, preguntándose si tocarán ésta o sonará aquella, eso fue lo que los NIN nos regalaron a todos sus seguidores. Sólo esperamos que la despedida sea una de esas que con el paso del tiempo se olvidan y mr. Reznor nos vuelva a deleitar en unos años con su saber hacer sobre el escenario. Y si al final esto se convierte de verdad en un adiós, nos quedaremos con su lado dulce, el de quien se despide porque sabe que es el momento pero promete seguir escribiéndonos desde la distancia.


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