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David Fonseca, Coliseu do Porto, 16-04-10

Llevaba ya algún tiempo tratando de ir a un concierto de David Fonseca. Más o menos desde que descubrí «Dreams in Colour» (2007), una joya pop que, al igual que el propio Fonseca, todavía no ha sido valorada como merece más allá de las fronteras portuguesas. Para que nos entendamos, David Fonseca es en Portugal toda una institución, merecidamente labrada desde sus años de militancia en el grupo Silence 4 y ahora en solitario. Y ya no se trata de que sea, probablemente, el artista más importante del país, sino de que seguramente es también el más querido.
Así pues, nos desplazamos hasta Porto (Portugal), para presenciar un espectáculo inolvidable. Tras entrar en el Coliseu, nos esperaba un escenario en el que se proyectaba una imaginaria ciudad nocturna, repleta de luces de neón e indicaciones de moteles y cafés. Delante, los instrumentos de la banda y una cabina roja de teléfono. De fondo, una cuidada selección de clásicos de los 80 (Fonseca ama la música de esa década y se nota) que iba animando al público. Sonó «I Want to Break Free», de Queen, y se produjo uno de esos momentos mágicos y extraños a la vez: de repente todo el público comenzó a corearla a un tiempo, como si estuviese ensayado. Y entonces sucede. Luces fuera. Aparece la banda y David Fonseca descuelga el teléfono de la cabina y canta «I Want to Break Free». Sale corriendo, agarra la guitarra y cae el telón mientras suena «Walk Away When You’re Winning», de su último disco, «Between Waves».

Pletórico y lleno de energía, Fonseca conseguía animar a todo el público y hacerlo saltar y bailar. Seguidamente, el artista entonaba junto con el público el uoh-oh-oh-oh-oh-oh-oh que abre «Owner of Her Heart», para luego realizar su segundo homenaje de la noche a la música de los 80 cantando de nuevo desde la cabina «Everybody’s Gotta Learn Sometimes», de The Korgis, mil veces versionada y recordada especialmente por la versión de Beck que aparecía en la película «Eternal Sunshine of the Spotless Mind» (aquí traducida por «Olvídate de Mí»). Esta corta versión daba paso a «A Cry 4 Love», uno de los temas estrellas de «Between Waves».
De la oscuridad total surgía de pronto la sorpresa más absoluta y la primera gran prueba de que un concierto de David Fonseca es siempre impredecible. Una banda de mariachis asomaba desde uno de los balcones próximos al escenario para dar comienzo a «Morning Tide (I Just Can’t Remember)», una canción que nos ponía a todos las pilas, y que en directo suena mil veces superior que en el disco. Los mariachis acababan haciendo su aparición en el escenario junto a David Fonseca y la banda, rematando la canción de un modo inmejorable.

«Kiss Me Oh Kiss Me» era el primer hit del «Dreams in Colour» que sonaba, y fue cálidamente recibido por parte del público. David Fonseca se mostraba muy seguro de sí mismo y se acercó más al público para sorprendernos de nuevo con una versión de «Time After Time», de Cyndi Lauper, a la que seguiría «Someone that Cannot Love». Poco después era el turno de «Stop 4 A Minute», uno de los temas más movidos de «Between Waves» y que Fonseca convirtió en memorable al colarse entre el público para subir a tocar entre la gente en una de las gradas.

Con este panorama resultaba casi imposible adivinar que vendría a continuación. Invitado por el artista, Sean Riley (del grupo Sean Riley and The Slowriders) aparecía en el escenario para tocar junto a Fonseca «Handle with Care», de los Traveling Wilburys, y «Houses and Wives», del propio Riley. La calma daba paso de nuevo al enérgico artista, que encaraba «There’s Nothing Wrong with Us» para luego seguir con uno de sus mayores éxitos y la canción que le dió el empujón definitivo a su carrera, «Our Hearts Will Beat As One». El público enloquecía de nuevo y Fonseca acallaba a todo el Coliseu antes del éxtasis final del tema para levantar de nuevo al gentío al grito de Porto!!!. Se intuía un final cercano y el músico quiso dedicar la siguiente canción a todas las chicas presentes. «Girls Just Want To Have Fun», de Cyndi Lauper, servía para introducir seguidamente su canción homenaje a los ochenta, «The 80’s», y que culminó en una maravillosa y colorista lluvia de confeti sobre todo el público. Para rematar la faena, nada mejor que decir que todo fue un sueño con «It’s Just a Dream», con la que abandonaba el escenario.

Pocos minutos después, volvía a salir a escena y lo hacía de un modo más intimista, sin su banda. Sonó «Angel’s Song», de su anterior grupo Silence 4, y todo el Coliseu comenzó a corear la canción. Le siguió «U Know Who I Am», una preciosa balada de su último trabajo en la que también le acompañó el público. Pero a la tranquilidad le iba a seguir lógicamente una explosión de energía, y así fue. Fonseca comenzó a contar una surrealista historia acerca de un hombre que se le había acercado esa misma tarde con una gabardina y que acabó con el artista mirando hacia el cielo, donde había un niño que le miraba y decía… En ese momento el músico comenzaba a silbar «Superstars», otro de sus mayores éxitos, y todo el público acompañaba con las palmas. «This One’s So Different» cerraba el primer bis poniendo a todo el mundo a bailar y la ciudad nocturna que se nos mostraba al principio del concierto mostraba el letrero de closed.

Pese al espectacular cierre que ya había supuesto toda la lluvia de confeti y el show del primer bis, daba la sensación de que David Fonseca se guardaba un último as en la manga y así fue. La banda salía al escenario vestida con albornoces de boxeador e interpretaba la parte instrumental del «Sabotage» de Beastie Boys. De pronto una figura se elevaba en el extremo opuesto del escenario, entre el público. Era el propio Fonseca, que alzaba un par de vinilos y los enseñaba al público. Al grito de Porto I’m Your Dj! comenzaba a sonar música de baile y el Coliseu se convertía en una macrofiesta. Fonseca coreaba el oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh que daba comienzo a «This Raging Light». El músico era literalmente transportado entre el público en volandas hasta el escenario donde, una vez allí, seguía cantando. Con todos los presentes ya entregados en cuerpo y alma al espectáculo que estábamos presenciando, David Fonseca y su banda, todos ellos con un antifaz negro pintado en la cara (en referencia al último videoclip del artista, «Stop 4 A Minute»), ponían el broche de oro a una noche inolvidable con «Silent Void». El toque final lo ponía la lluvia de chispas que caía desde la parte superior del escenario y dejaba olor a pólvora en el Coliseu.

Un directo alucinante, un espectáculo que deja a uno sin palabras y todo ello viniendo de un artista polifacético que no sólo compone música y letra de todas sus canciones, sino que incluso toca la mayoría de los instrumentos en el disco y realiza sus fotografías y videoclips promocionales. Ahí es nada. Un concierto que está a la altura de los más grandes, probablemente entre los 10 mejores de mi vida (y he visto muchos), que no tiene nada que envidiar a nadie y que sólo se explica de una forma: David Fonseca sabe que seguimos siendo como niños; nos encanta saltar y bailar y que nos dejen boquiabiertos ante algo que no nos podemos explicar. Ni falta que hace.

Podéis ver más fotos aquí.

NOTA: Sólo el primero de los vídeos lo grabé yo, el resto pertenecen al canal de YouTube sergiofilipealves.

3 comentarios en «David Fonseca, Coliseu do Porto, 16-04-10»

  • Joer a anónima portuguesa está un pouquiño resentidita….

    Boa crónica, a verdedade é que David é sempre un placer e en directo máis, de todas formas descubriche-lo 1 pouco tarde…

    Respuesta
  • Yo lo descubrí por casualidad hace unos años en una escapada a Portugal…de lo mejor que escuchaba en mucho tiempo, me encanta, lo sigo desde entonces.
    Hace nada tuve la oportunidad de escucharlo por primera vez en directo en mi ciudad, Pontevedra, en un concierto mucho menos espectacular, casi en petit comité (el local es pequeño, como bien dice el colega anterior), un lujo, estuvo fantástico.
    Y tú, portuguesa anónima, no te enfades mujer!(¡¡¿¿cerebros reptilianos???!!) no ves que los videoclips son de mentira? , está interpretando un papel, nada más…

    Respuesta

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