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Vigo Transforma (sábado)

La última jornada del Vigo Transforma reunía a un puñado de buenos grupos para cerrar el festival. A diferencia de los días anteriores, aquí era muy posible y probable tanto haber acudido a ver el directo de Russian Red como el de The Pains of Being Pure Heart, el de Yann Tiersen o el de The Gift. A primera vista, no había un claro favorito.

Pese al cartel del sábado, probablemente fue la jornada que menos público reunió de las tres. Sin embargo, aunque el concierto de Russian Red empezaba pronto, a las 20:30, fue el más multitudinario de los que se celebraron a esas horas. Lourdes Hernández salió al escenario acompañada de su banda de 4 chicos, trajeados y de negro. Todos ellos sus habituales acompañantes, incluyendo a Charlie Bautista (también colaborador de Christina Rosenvinge o Tulsa, entre otros) y Manuel Cabezalí (cantante y guitarrista de Havalina). La madrileña venía a presentar «Fuerteventura» (2011), uno de los discos nacionales más esperados del año. Con buena acogida de crítica y público, canciones como «Everyday Everynight», «The Sun the Trees» o el que fuera single de presentación, «I Hate You But I Love You», sonaron de miedo en directo.

Con «Take Me Home» llegaría el tiempo de recordar algunas de las canciones de su debut, «I Love Your Glasses» (2008). Más tarde también vendrían las muy aplaudidas «Cigarettes» y «They don’t Believe». Aunque caerían más canciones de «Fuerteventura», entre ellas la que da título al disco o «January 14th», e incluso una sorpresa, «Mi Canción 7», que pese a no aparecer oficialmente en su último disco, sí que se ha hecho popular gracias a la red de redes, que siempre ha servido de gran apoyo en la carrera de la artista. Apenas 45 minutos le bastaron a Lourdes Hernández y los suyos para dar un concierto tan sencillo como brillante.

A primera vista, las 21:30 podría parecer una hora muy temprana para la propuesta intensa y emotiva del francés Yann Tiersen, pero lo cierto es que ver atardecer en la ría de Vigo mientras uno escuchaba su música era un acontecimiento irrepetible. Como un miembro más de su banda, Tiersen alternaba la melódica (ese piano que parece de juguete que hay que soplar para que suene), la guitarra o el violín con total naturalidad. Su concierto iba más de sensaciones y emociones que de canciones en sí mismas.

Llegó a interpretar una canción acompañado únicamente de su violín de la banda sonora de «Amélie», que tuvo una calurosa acogida entre los presentes. Compartió las voces con Ólavur Jákupsson, aunque este último se encargaba más de las canciones en las que había sonidos vocales pero no letras. El músico se mostró muy agradecido y su concierto fue muy especial. Tanto es así, que fue el único que salió a hacer un bis el sábado.

La actuación de The Pains of Being Pure at Heart era también de las más esperadas la noche del sábado. Con su segundo trabajo bajo el brazo, «Belong» (2011), los neoyorquinos siguen gozando del favor de crítica y público. He de reconocer que a mí, sin embargo, su concierto me pareció uno de los más fríos del festival. No por su actitud, que tampoco es que sean la juerga padre, pero mantienen ese rol tímido que también reflejan sus canciones, sino porque cuando he escuchado 3 canciones empiezo a no distinguir ya y todo me parece un poco repetitivo. Su directo fue correcto y tuvo su público, que aunque disfrutó de las canciones de «Belong», se emocionó más con otras canciones más antiguas como «Everything with You» o «Come Saturday».

Tardaron más tiempo del esperado en montar su espectáculo, pero a todas luces el show que dieron The Gift valió la pena. Con nuevo y flamante disco bajo el brazo, «Explode» (2011), el grupo volvía con las pilas cargadas 5 años después del doble disco en directo «Fácil de Entender» (2006). De fondo colgaba la colorista foto de portada de su nuevo disco, y todo el grupo salió con coloridas vestimentas. Con dos nuevas incorporaciones a su banda en directo, el grupo suena todavía mejor, más contundente y con menos sonidos pre-grabados.
Comenzaron su concierto con «Let It Be By Me» y «RGB», ambas procedentes de su último disco, para luego rescatar «645», habitual de sus directos. Tal vez jugó en su contra la poca difusión que ha tenido en los medios de este país su último disco, totalmente injusta por otro lado, ya que «Explode» es, de lejos, el mejor disco de la banda hasta la fecha. Pero la contagiosa ilusión del grupo y sus grandes canciones consiguieron llevarse al público de calle.

Claro que la simpatía de Sonia Tavares también tuvo su parte de culpa. La cantante no paró de animar al público en ningún momento, y temazos como el magnífico «Made for You» o «11:33» hicieron que todos los presentes se dejasen llevar y bailasen y aplaudiesen al ritmo que marcaban los lusos. Aunque se centraron en los temas de su último disco, recuperaron su popular «Driving You Slow», introduciendo un guiño final al clásico de Depeche Mode, «Enjoy the Silence». Con confianza plena y seguridad en sí mismos, incluso se atrevieron a tocar en directo los dos temas más largos del disco, «Always Better If You Wait for the Sunrise» y «The Singles», algo así como su «Bohemian Rhapsody» particular.
Vigo se vino arriba, y todavía faltaba el final espectacular del show. Sonia había dicho al principio del concierto que nos guardaban una sorpresa, y antes de su última canción la organización del festival comenzó a repartir una especie de pequeños cañones de confeti que el público debía disparar a la orden del grupo, durante la última canción.

Ésta fue la explosión de confeti que tuvo lugar al final de la actuación de The Gift. Nuno Gonçalves, compositor de las canciones del grupo, también dejó los teclados y se unió a Sonia para animar al público aún más si cabe y conseguir un final espectacular. Y vaya si lo fue. Su concierto fue la estrella del sábado sin lugar a dudas.

Después del concierto de The Gift no tenía mucho sentido ya que ningún grupo saliese a escena, pero a los belgas dEUS les tocó salir a dar un concierto de rock a las 2 de la mañana. Los presentes estábamos ya agotados y eso se notaba, pero dEUS no se desanimaron. Hicieron un repaso a su carrera durante la hora que duró el concierto y canciones como «The Architect» fueron muy bien recibidas entre sus seguidores. Tom Barman agradeció especialmente al final del concierto que nos quedasemos a verles, ya que era un poco tarde para un espectáculo de rock (razón no le faltaba).
No nos quedaban ya ni fuerzas ni paciencia para esperar el final con Colectivo Oruga, así que emprendimos la vuelta a casa a recuperarnos de un festival cargado de buenos conciertos.

En resumen, el Vigo Transforma ha mejorado respecto al año pasado. Los grupos han sido mejores y sus conciertos muy buenos, aunque sigue habiendo cosas por mejorar. Principalmente, su precio sigue siendo excesivo, sobre todo si lo comparamos con otros festivales gallegos ,y la falta de zona de acampada impide que venga mucha gente de fuera de Galicia al festival. Otra de las cosas que sobraron fue la presencia de un escenario exterior a horas poco adecuadas para un festival veraniego. Hubiese sido de agradecer la presencia de ese escenario en el interior del recinto y que tocasen entre grupo y grupo, ya que a veces había parones de media hora sin música. Claro que todo esto es sólo una opinión personal, es innegable que el festival ha sido un éxito.

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