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Two Door Cinema Club – Beacon (2012)

La que es, hoy por hoy, la banda de más éxito del indie-pop bailable, se enfrenta ahora a su segundo disco. En poco tiempo, Two Door Cinema Club se han convertido en un grupo imprescindible en toda fiesta que se precie. «Something Good Can Work» o «What You Know» son ya habituales de las pistas de baile más indies, y han hecho del grupo uno de los más cool del momento.
«Tourist History» (2010) era un debut redondo, lleno de canciones perfectamente bailables y ritmos guitarreros contagiosos que se convirtieron en marca de la casa. «Beacon» da un paso adelante en el sonido de la banda, pero sin perder su personalidad. El trío irlandés ha decidido incorporar más elementos electrónicos a su música, pero sin renunciar a sus melodías de siempre.
Lo bordan en canciones como «Handshake» (quizás mi preferida), «Settle» o «Sun», que no hacen sino confirmar que, tal y como hicieron Franz Ferdinand en su día, Two Door Cinema Club son los responsables de que las chicas vuelvan a la pista de baile y los chicos vuelvan a dejarse llevar por ellas. Siguen fieles al estilo marcado en su primer álbum, especialmente en «Next Year», «Someday» o «Sleep Alone». De poco hubiese servido repetir el esquema de «Tourist History» al dedillo, así que la evolución me parece muy acertada.

Con Two Door Cinema Club me sucede algo semejante que con la música de Friendly Fires: aunque sus debuts estuviesen plagados de hits, sus respectivos segundos trabajos funcionan mejor en conjunto. Donde algunos han querido ver la pérdida de la espontaneidad, otros vemos el inicio de su madurez musical. 
«Beacon» es un disco que nos hace mover los pies y que irradia el buen rollo del grupo por los cuatro costados. Se alejan de la inmediatez de las canciones de su primer disco y buscan crear temas más complejos pero igual de contagiosos («Handshake», por ejemplo, es un temón de la vida). Que son unos maestros en el arte de crear canciones geniales que nos hacen bailar es algo que queda patente en temazos como «Sun» (añadir las trompetas fue una idea fantástica), que dan ganas de cantarla en medio de un desfile de carrozas con una marchin’ band en plan «Todo en un Día». No podían faltar tampoco unos buenos «uoh-oh’s» como los que nos incitan a corear en la épica recta final de «Sleep Alone», unos minutos para ponerse románticos sobre la pista de baile («The World Is Watching») o una canción para botar y bailar como si no hubiese un mañana («Settle»).
Pero, por si todo esto no fuese suficiente para vosotros, todavía nos queda un último pase formado por «Spring», «Pyramid» (probablemente la más rockera del álbum) y la que da título al disco, «Beacon», que cierra el disco buscando dar un respiro al oyente, exhausto ya de tanto bailar, y con la promesa de volver a casa repetida como un mantra …I’m comin’ home…
«Beacon» es uno de esos discos que te hace feliz el día. Tan difícil y tan simple como eso.

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