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Paredes de Coura 2014 (miércoles 20): We were like rock’n’roll

Os preguntaréis a qué viene ahora una crónica tan tardía de un festival de verano. Las razones, un problema informático que me impidió durante varias semanas acceder al ordenador donde tenía las fotos unido a la falta de tiempo, en ocasiones por motivos laborales, han retrasado sine die esta crónica que hoy comienzo a publicar.

Ocho años han pasado ya desde que en 2006 un servidor pisase por primera vez Paredes de Coura. Este año se avecinaban cuatro días con muchos nombres atractivos: Chvrches, Janelle Monáe, James Blake, Conor Oberst, Mac DeMarco o Beirut, por citar sólo unos pocos.
La fiesta arrancaba el miércoles con un nombre ya tan grande en su cartel que la previsión de asistencia hizo que la noche inaugural tuviese lugar en el escenario grande, y no en la carpa como venía siendo habitual. Janelle Monáe era, por derecho propio, la estrella con mayúsculas de la noche, pero tuvimos que esperar un poco para verla.
Sobre la rapera portuguesa Capicua recayó la tarea de abrir el festival. Que queréis que os diga, a mí ni fu ni fa. Desconozco si tiene mucho éxito en Portugal o no, pero lo cierto es que su rap en portugués a mí no me enganchó. Sí me resultó curioso como parte del show un chico que iba dibujando en su ordenador con cada canción y a golpe de ratón (si no me equivoco), cuya proyección daba un toque visual al conjunto. En días sucesivos nos martirizarían entre concierto y concierto con un a capella de Capicua grabado el primer día del festival, así que acabamos un poco hastiados de esta rapera.

Tras haber sido abordado por una chica de la organización que me dijo que no podía sacar fotos con una cámara profesional sin pase de prensa (las razones las desconozco, aunque parece más que probable que tenga que ver con el hecho de que el festival ha comenzado a cobrar por las acreditaciones de prensa), tuve que guardar la cámara en espera de que se presentase una mejor ocasión. Así que, dado que no tengo fotos propias de los Cage The Elephant, os tendréis que conformar con este bocetillo que he hecho desempolvando mis lápices de colores.

Los norteamericanos, que empiezan a ganar ahora cierta notoriedad girando con The Black Keys, tienen un buen directo rockero y, con las ganas que tenía el público de dar botes, triunfaron. Matthew Shultz demostró ser un líder con mucha fuerza y energía, y acabó haciendo moshing sobre las primeras filas del público y poniéndose en pie a pecho descubierto como hacía Iggy Pop en sus comienzos.

No diré que fue uno de los mejores conciertos del festival, pero sí que resultó al menos entretenido y sirvió de calentamiento para el plato fuerte de la noche.

Y llegó el momento de la noche que todos esperábamos. Janelle Monáe salía a escena en una camisa de fuerza con un enfermero a cada lado, como si fuese el peligroso Hannibal Lecter. Todavía atada encaraba la primera canción del concierto, rodeada de una banda de, al menos, unas 7 u 8 personas, todas ellas vestidas de riguroso blanco a excepción de las coristas, con rayas blancas y negras. R&B, funk y muchas ganas de divertirse y divertirnos fue lo que aportaron Monáe y su banda desde el primer momento. Con una personalidad y una fuerza arrolladoras, la joven Janelle, con tan sólo 28 primaveras, arrasó sobre el escenario y se ganó a todo el público.

Entre los temas que sonaron, cabe destacar «Dance Apocalyptic», «Electric Lady» o la versión que se marcó, con la capa sobre los hombros, del «I Feel Good» de James Brown.

Siguiendo con la puesta en escena con la que comenzó su espectáculo, los enfermeros volvieron para recoger y llevarse en volandas a Janelle, marcando así un interludio entre lo que en cualquier concierto habitual suele ser el show propiamente dicho y el respectivo bis. No escatimó en hacer una vuelta espectacular. Como si volviese a la vida, los enfermeros y las coristas invocaron el espíritu de Monáe hasta que volvió a despertar.

No podría dejar de destacar momentos maravillosos como el de «Primetime» (uno de sus mejores temas, en mi opinión) o la canción que la lanzó a la fama, «Tightrope», todo un derroche de baile y energía.

El inicio del festival no pudo ser mejor. Janelle Monáe ofrece en directo todo lo que uno le pide a un concierto: buena música, una banda estupenda, espectáculo y buen rollo a raudales. No es de extrañar que ya esté deseando volver a verla en directo.

Pero hubo mucho más este año en el Paredes de Coura, así que sigo escribiendo…

Para ver más fotos del festival, entra en flickr.

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