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London Grammar o cómo volver a enamorarse de las canciones

Su álbum de debut, «If You Wait», fue el último en colarse entre mis 11 discos favoritos de 2013, y a buen seguro que ahora mismo hubiese escalado posiciones en aquella lista. Este jovencísimo trío londinense que se conoció cuando estudiaban en la Universidad de Nottingham ha conseguido colar su primer disco en las listas de ventas del Reino Unido, con más de 350000 copias vendidas, logrando así ser el quinto álbum más vendido de 2013 en las islas británicas. Lo mejor de todo es la manera en que lo han logrado, partiendo desde cero, creando cero polémicas y sin aprovecharse en absoluto de la bella imagen de su vocalista, Hannah Reid. London Grammar componen canciones, bellísimas canciones, y no necesitan nada más para triunfar.

Cuándo la falta de promoción se convierte en la mejor campaña publicitaria
Resulta bastante sorprendente la manera en que London Grammar se dieron a conocer. Subieron su tema «Hey Now» a YouTube y todos comenzaron a preguntarse quién era aquel grupo. La falta de información sobre la banda y de fotos promocionales en la red les convertía en unos perfectos desconocidos, lo que no hizo más que aumentar la popularidad de aquella canción. 
Un disco soberbio (y unas bonus tracks inmejorables)
London Grammar no esconden sus influencias. Es innegable que pueden recordar a The xx, que la guitarra de Dan Rothman suena a veces un poco a Foals y que la voz de Hannah Reid evoca a un cruce de Florence Welch con Lana del Rey, pero lo maravilloso es que esa mezcla suena a gloria bendita. Creo que es imposible haber escuchado «Strong» y no enamorarse de su música: 

Pese a que aquí no alcanzaron entonces (ni ahora todavía) el reconocimiento que merecían, la canción fue un éxito en toda Europa y en Australia, donde se coló entre los 5 primeros de las listas de éxitos y se vendieron cerca de 150000 copias del single.

La asombrosa voz de Reid, que además compone todas las letras, es de las que dejan a uno de piedra. Pocas son capaces de reflejar emociones con esa delicadeza y dureza a un tiempo, de caminar sobre la cuerda floja entre el drama, la sensualidad y la épica. Reid no sólo canta, compone además todas las letras y parte de la música.

Esa combinación entre la voz de Reid y sus letras, la guitarra de Dan Rothman y los teclados y percusiones de Dot Major, funciona en todos y cada uno de los temas de la forma más natural y maravillosa posible. Temazos como «Hey Now», «Metal & Dust», «Sights» o ese fantástico himno de juventud tan bello como triste, «Wasting My Young Years» (cuya letra está inspirada en una relación que tuvo Reid), que sorprenden teniendo en cuenta la corta trayectoria del grupo, que se dedican a la música de forma profesional desde hace apenas un par de años.

A la vista de las letras, basadas en los problemas de la adolescencia de la propia Reid, The Guardian calificó el disco como «el primer álbum sobre la crisis del primer cuarto de vida».

Por si fuera poco el soberbio disco de debut que nos entregan, que crece con cada nueva escucha, en la edición especial del álbum nos regalan seis canciones más sin desperdicio alguno. Entre ellas nos encontramos con maravillas como «Maybe», «Darling Are You Gonna Leave Me» o la fantástica colaboración de la banda en el tema de Disclosure, «Help Me Lose My Mind».

Convirtiendo en oro todo lo que tocan (y versionan)


Mención aparte merecen también las versiones que el trío ha hecho de temas ajenos. En el álbum sólo se incluye «Nightcall», aunque han venido muchas otras después. Lo que consiguen con el tema de Kavinsky, que sonaba al comienzo de la película «Drive» (2011) es pasar de una canción básicamente synthpop y ochentera a un baladón con las emociones a flor de piel que parece el nuevo «Wicked Game» del siglo XXI.

Pero como os decía, la fantástica versión de «Nightcall» no es la única con la que London Grammar se han atrevido. Han versionado «Devil Inside» de INXS (que apareció en un episodio de «Juego de Tronos»), «In for the Kill» de La Roux, «Pure Shores» de All Saints o incluso la mencionada «Wicked Game» de Chris Isaak, y siempre transformándolas y adaptándolas a la personalidad de la banda. Una de mis preferidas, he de reconocerlo, es la sublime adaptación de la famosa «Wrecking Ball», de Miley Cyrus.

Una bellísima versión en la que el trío, cómo suele hacer, apuesta por el menos es más y sale vencedor. No es tarea fácil versionar temas tan conocidos y dejarles su sello personal, pero ellos parecen lograrlo siempre.

Por todo lo expuesto anteriormente, el futuro de London Grammar se antoja prometedor. Seguimos a la espera de que los festivales y promotores de nuestro país se den cuenta del enorme talento de la banda, ya que si no me equivoco todavía no han pasado por España y no tienen previsto hacerlo en su gira europea, que les llevará a tocar esta semana en Glastonbury y que en los próximos meses les llevará por Francia, Alemania o Suiza.

Como decía Natalie Portman en «Algo en Común» escuchad a este grupo, cambiará vuestras vidas.

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