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Listas: mis 10 discos favoritos de 2016

(Adolescentes escuchando música en 1944, fotografía de Nina Leen)

Nunca resulta sencillo elegir los 10 discos que representan «lo mejor del año». Más que nada porque, aunque pocos quieran reconocerlo, jamás podremos escuchar todos los álbumes que se publican en un año, y sabemos de sobra que durante el siguiente descubriremos alguna joya que se nos escapó y que no metimos en esta lista. Qué le vamos a hacer. 
Está claro que en 2016 hemos perdido musicalmente más de lo que hemos ganado, porque genios como los de David Bowie, Prince, Leonard Cohen o George Michael escasean. Por ello también, hemos echado la vista atrás y escuchado más música anterior a 2016 que otros años, pero sin cerrarnos nunca a escuchar nuevas canciones. Así que aquí va mi lista de favoritos de este pasado año, que espero coincida con alguno de los vuestros u os descubra algún disco que todavía no habéis escuchado.
Debutaron en 2014 con «Evergreen», pero la sombra de los geniales CHVRCHES era demasiado grande como para esquivarla. Con su segundo disco, los hermanos neozelandeses se han rodeado de grandes colaboraciones como las de Lorde (que co-escribe «Heartlines») o Tove Lo («Freak of Nature»), bajo la producción de Joel Little (Lorde, Daniel Johns). Pero lo más interesante es que el dúo ha logrado salirse del camino «synthpop» abarcando estilos tan distintos como la música industrial («Free» es todo un pelotazo), pop contagioso del siglo XXI que podría cantar Ellie Goulding («Are You Home»), grandes baladas como «Heartlines» o «Freak of Nature» (aunque mi preferida es «All Of Your Glory») o encadenando pelotazos como «Couldn’t Believe» o «Recovery» para dejarse llevar en la pista de baile sin por ello renunciar a la emoción. 

 9. Fuel Fandango – Aurora

Cuando Fuel Fandango aparecieron en el panorama de la música nacional en 2012, su propuesta de flamenco-pop-rock-indie, para el que no se ha inventado todavía una etiqueta adecuada, parecía difícil de cuajar. Con su magnífico directo convencieron a todo el mundo y ahora logran un tercer disco en el que demuestran haberse ganado el respeto de sus compañeros (Niño de Elche y Estrella Morente colaboran en sendas canciones). Aún no sabemos muy bien cómo, pero han logrado combinar letras en inglés y español sin que resulte raro. «Salvaje» es todo un canto a la libertad: Vivo en esta tierra/que me desespera/ vivo en esta tierra/ a veces ya desierta/ y ahora sé que estoy/ en un mundo de cristal/ ya no tengo miedo a nada/ y ahora la gente ya/ no puede respirar/ ni caminar en libertad… «El Viento», «Mi Secreto» o «La Primavera» confirman que ha sido todo un acierto dar más protagonismo al castellano y al flamenco en su canciones, sin renunciar a sus señas de identidad («Corazón», «Toda La Vida»). Además de hacernos cantar y bailar, vuelven a demostrarnos su capacidad para emocionar («Medina», «Today»). 

Muchos se preguntan hasta cuándo va a durar el revival ochentero en la música y el cine. No sabemos lo que durará en la pantalla (con el exitazo de «Stranger Things» parece seguro que llegarán más producciones semejantes y posiblemente no tan buenas), pero en la música sigue presente. La británica Shura ha sorprendido con su debut «Nothing’s Real», probablemente uno de los álbumes con ecos ochenteros más acertados junto con los de CHVRCHES o M83. «What’s It Gonna Be?» es pegadiza como el chicle, mientras que «Touch» o «2Shy» aportan el toque más emocional e íntimo. «Tongue Tied» roza la perfección ochentera y new wave como baladón popero (…sólo dime que me quieres/ no te vayas preguntándote lo que podría haber sido…) y si queremos más diversión, bastará con quedarnos con «Indecision» o «White Light», que también pueden recordarnos a una determinada época de Madonna. En fin, que sobran razones para acercarse a este primer trabajo de Shura.

7. León Benavente – 2

Con sólo dos discos, León Benavente se han convertido en un grupo imprescindible para cualquier festival y en toda una revelación de la música nacional. En este segundo álbum cargan las tintas retratando en sus letras a toda la sociedad española. Capaces de retratar a todo un país, la crisis de los 40 y el conformismo de nuestra sociedad en sólo una canción (…entonces pensé en el fútbol, en la democracia y la siesta/ y en lo que distingue a una persona de una bestia…/ tengo la cara que me merezco,/ tengo el país que me merezco… canta Abraham Boba en la rabiosa y frenética «Gloria»), de volver a hablar de huidas más imaginadas que reales («California»), o de elaborar himnos incontestables («Tipo D», «Habitación 615»), pero sin perder la capacidad de emocionar con joyas tan evocadoras como «La Ribera» o «La Vida Errando». León Benavente han sabido retratarnos tan acertadamente que nos hemos asustado al vernos reflejados en el espejo. 

6. AURORA – All My Demons Greeting Me As a Friend

Con sólo 19 años, esta noruega llamó la atención de la crítica con su primer EP, al que daba título la furiosa «Running with the Wolves», una épica historia con tambores de guerra que contrastaba con la dulce voz de Aurora Asknes. Toda una declaración de intenciones (…corro con los lobos esta noche…) que luego se confirmaría con la brillante «Murder Song (5, 4, 3, 2, 1)», una canción estremecedora en la que una mujer relata su propia muerte a manos de su pareja (…él sostiene la pistola contra mi cabeza/ cierro mis ojos y ¡bang! estoy muerta/ sé que él cree que me mata por piedad…), y que no es la única en la que habla de la violencia de género (…y siento la luz por primera vez/ no todo el mundo sabe que tengo suerte de estar viva… canta en «Lucky»). Sin embargo, no todo en el disco gira en torno al sufrimiento, y AURORA sigue demandando amor («I Went Too Far», «Conqueror», «Warrior»), aunque a veces muestre su parte más oscura (…¿Por qué saltamos en ella?/ Bajo el agua morimos…, canta en la magnífica y obsesiva «Under the Water»). No cabe duda de que las canciones pop de AURORA lo tienen difícil para entrar en la radiofórmula, pero a cambio descubrimos a una prometedora artista sin miedo a nada y con talento suficiente para seguir deslumbrándonos en los próximos años.

5. Daughter – Not to Disappear

Si ya con «If You Leave» (2013), supimos lo mucho que dolía el amor tal y como nos lo cantaba Elena Tonra, ahora nos encontramos en «Not to Disappear» con canciones que ahondan en esa herida, pero que también hablan sobre la soledad. He intentado quedarme fuera/ pero hay algo en ti/ sin lo que no puedo estar/ lo necesito aquí… repite en «New Ways» como un mantra, aunque si hay una delicia en el disco que representa a la perfección la contradicción de querer estar solo o en pareja es «Alone/With You» (…odio hablar contigo/ hablar conmigo misma es una conversación aburrida/ tú y yo fuimos una vez amigos/ ahora sólo eres un conocido…). «Doing the Right Thing», «Numbers» o «To Belong» llegan incluso a doler, «No Care» sorprende por su ritmo frenético y «How» imprime un poco de luminosidad (…cuánto tiempo debo esperar por ti/ para que te conviertas en lo que yo necesito…). Todo un tratado sobre el amor y la soledad en nuestros tiempos.


Tras la separación de Standstill en 2015, muchos nos sentimos, en cierto modo, huérfanos. El primer disco en solitario de Enric Montefusco mantiene una total coherencia con su pasado en Standstill al mismo tiempo que traza un nuevo y luminoso camino propio. Mirando de nuevo hacia lo más profundo de su interior (algo que ya hiciera de una manera muy marcada en «Adelante Bonaparte»), Montefusco entrega una colección de canciones a las que sólo podemos odiar o amar sin condiciones. «Todo Para Todos», «Uno de Nosotros», «Flauta Man» o «Meridiana» (¿quién más podría hacernos cantar a pleno pulmón «mira las casitas de colores» sin sonrojarnos?) están entre lo mejor que se ha escrito en la música nacional en los últimos años. Montefusco demuestra que puede emocionarnos y hacernos llorar mientras nos hace bailar («Adiós»), y se hace patente que, con o sin Standstill, es un artista imprescindible (y necesario) dentro del panorama de la música española. 

 

3. David Bowie – Blackstar

El 7 de enero de 2016 Bowie publicaba su último disco, «Blackstar». Siete canciones, algunas de ellas que ya conocíamos, que demostraban que, aún sin llegar al nivel de su flamante regreso en 2013 con «The Next Day», Bowie seguía publicando nueva música y experimentando. Tres días después, al conocer la noticia de su muerte, el álbum adquiría un nuevo sentido. Letras como …algo ocurrió el día en que murió/ el espíritu se elevó un metro y se apartó/ alguien ocupó su lugar y lloró con valentía: soy una negra estrella, soy una negra estrella… de la experimental y épica «Blackstar», que daba título al álbum, demostraban que Bowie era muy consciente de que este álbum probablemente sería el último. En «Lazarus» nos habla directamente desde el cielo: Mira aquí arriba, estoy en el cielo/ tengo cicatrices que no se pueden ver/ tengo drama, no me lo pueden robar/ todo el mundo me conoce ahora… «Girl Loves Me», «Sue (or in a Season of Crime)» o «Dollar Days» demuestran que el Duque Blanco conservaba intacto su genio creativo. Como despedida, «I Can’t Give Everything Away»: Sé que algo va muy mal/ el pulso vuelve a los hijos pródigos/ el corazón de los apagones con noticias floreadas/ con diseños de calaveras sobre mis zapatos/ no puedo regalarlo todo… La despedida por todo lo alto de uno de los grandes sigue doliendo con cada nueva escucha.

 2. PJ Harvey – The Hope Six Demolition Project

Ha sido la gira del año. PJ Harvey se ha subido a los escenarios con más fuerza que nunca, arropada por una superbanda que incluía a John Parish y Mick Harvey, sus colaboradores de siempre, en sus filas. Parte de la culpa la tiene también «The Hope Six Demolition Project», su noveno álbum. Parte de las letras (y el título, claro) están inspiradas en el proyecto HOPE VI, que hizo demoler casas humildes en barrios con altas tasas de criminalidad, para luego construir nuevas viviendas que los anteriores propietarios ya no podían permitirse. Canciones como «The Wheel» (inspirada en los conflictos de Kosovo y Afganistán) muestran a una Harvey en plena forma: …Hey, pequeños niños, no desaparezcáis (oí que fueron 28.000)/ perdidos tras una rueda giratoria (oí que fueron 28.000)/ todo lo que queda después de un año (oí que fueron 28.000)… «The Community of Hope» o «The Ministry of Defence» muestran a la Harvey más rockera, mientras que «River Anacostia» o «Chain of Keys» son solemnes y oscuros cantos espirituales. «A Line in the Sand» nos recuerda el cruel mundo en el que vivimos: …suficiente es suficiente/ una línea en la arena/ siete u ocho mil personas/ asesinadas a mano/ se salieron del límite/ no retrocedieron/ si no hemos aprendido/ a estas alturas/ es que somos una farsa… Un álbum que ha sabido captar todo el sinsentido de las guerras y nos recuerda que todos somos, en parte, un poco culpables.

1. Arthur Beatrice – Keeping the Peace

Es probable que ni siquiera os suene su nombre (incluso la información que aparece sobre el grupo en la wikipedia es bastante escasa), pero esta banda británica ha publicado un segundo álbum sublime. Parte de la culpa la tiene la voz de Ella Girardot, que emociona con cada nota. Las canciones de «Keeping the Peace» hablan de la vida, de formar una familia y ser madre («Real Life»), de reencuentros con ex-parejas que ya no reconocemos («Every Cell»), de dolorosas separaciones (…que te dejé/ y entonces me dejaste/ y aunque nunca lo supiste/ la luz del día nunca se ha sentido más cruel… canta en «I Left You») o del amor/desamor desde la infancia («Since We Were Kids»). Lo más maravilloso de todo no es sólo la voz de Girardot, capaz de llegarte al alma, sino que su música se parece a todo y a nada al mismo tiempo. Escuchad sólo «Who Returned», con Girardot cantando …nunca podrás sentirte completo/ si nunca te has roto… y decidme qué grupo sería capaz de hacer una canción así, que puede recordar a London Grammar o a Radiohead a un mismo tiempo. «Brother», «All I Ask», «I Don’t Get That Chill»… son canciones que se meten en la piel y en el alma. «Keeping the Peace» ha sido injustamente olvidado por gran parte de crítica y público, pero merece muchísimo la pena. ¿El disco más bonito del año? Para mí, sin duda.

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