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Oh Land – Wish Bone (2013)

Con su segundo disco, «Oh Land» (2011), se dio a conocer fuera de su país de origen, Dinamarca, y se coló entre los mejores discos del año para un servidor. Aunque menos mediática por nuestras tierras (su físico privilegiado la está convirtiendo en un icono de la moda en su ciudad adoptiva, New York), Nanna Oland Fabricius juega en la misma división que Bat for Lashes o Florence + the Machine, cada vez con menos que envidiarles. Su tercera entrega, «Wish Bone» (2013), la confirma como toda una figura de la música danesa y una fuerte competidora para las divas del indie con tintes electrónicos.
Si «Oh Land» era todo un ejemplo de energía positiva y optimismo ante la vida, «Wish Bone» destapa el lado más romántico de Oh Land. Co-producido por la propia Oh Land junto a Dan Carey, que ya participó en su anterior trabajo, a ellos se unen Grant Michaels y Dave Sitek, miembro de TV On the Radio, que produce 8 de los 13 temas que forman el álbum. Supone también el primer lanzamiento de la artista bajo su propio sello, Tusk Or Tooth, proclamando así su independencia musical.

«Wish Bone» arranca de manera espectacular, moviéndose entre los primeros discos de Emiliana Torrini y los sonidos que arropaban la voz de Björk en «Hunter» en el tema «Bird in an Aeroplane».

Canciones como «Cherry On Top», «Love You Better» o «3 Chances» destapan, a su manera, su lado más romántico: …if kittens all got nine lives and zombies resurrected/ then how can I have one more try to get our love corrected… Un romanticismo muy peculiar que hace que Oh Land le cante a su hombre muerto como lo hacía Alaska en «Mi Novio Es un Zombi» en «Love a Man Dead», pero que también toca temas más habituales como los amores de verano en «Next Summer». Con «Pyromaniac» nos descubre su lado más sensual y peligroso: …I’m a pyromaniac, you’re my perfect match/ and sparks fell so fast you know we got/ both ends burning…

 

Como todo buen disco, «Wish Bone», contiene algún que otro himno. Uno de ellos es «Renaissance Girls», escogida
como el primer single. Esas «chicas
renancentistas» de las que habla es en el fondo toda una crítica a todo
lo que se exige a la mujer hoy día: la ama de casa, la cocinera, la
amante, la madre… Todo ello siempre desde la fantástica forma de
entender la música y la vida de Oh Land. No se queda atrás «Sleepy Town», una preciosa canción sobre lo que pasa mientras la ciudad duerme. Pero si me tengo que quedar con una, me quedo con «Green Card». Una maravillosa canción de amor en la que Oh Land no deja de repetir aquello de …stay with me… y nadie sería capaz de negarse.

La parte más experimental la representa «My Boxer», cuya inclusión desentona un poco con el resto del tracklist. Mención aparte merece «First to Say Goodnight», con una divertida letra sobre aquello de sentirse (o hacerse) mayor e ir aparcando la vida nocturna para convertirse en «el primero/a que dice buenas noches».

Oh Land ha logrado con «Wish Bone» definir y marcar su territorio, logrando un sonido propio y una identidad musical. Un buen disco que, si bien no transmite la alegría de su predecesor, mantiene intacta la emoción y nos entrega un buen puñado de buenas canciones. Si Oh Land nos encanta es porque es diferente y quiere seguir siéndolo. Por mucho tiempo.

 

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