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Una de cine: «Only God Forgives» (2013)

Si hablamos de películas muy esperadas de este 2013, especialmente para mí, «Only God Forgives» estaría entre ellas. Las razones, bien claras. Un protagonista con una filmografía prácticamente impecable pese a su juventud, Ryan Gosling, y un director, Nicolas Winding Refn, que con su anterior trabajo con este mencionado actor logró una de las mejores películas de acción de este nuevo siglo, «Drive» (2011). Las expectativas, claro está, eran muy altas, y difícilmente iban a ser cubiertas.
«Only God Forgives» se estrenó dentro de la sección oficial del pasado festival de Cannes. De las opiniones que los críticos emitieron entonces y tratando de no saber nada del argumento, me quedaban claras dos cosas: violencia explícita y muy pocas frases para Gosling (creo que sobre una decena). Aún así, las ganas de comprobar por mí mismo si «Only God Forgives» era un nuevo acierto de Nicolas Winding Refn y Gosling podían con cualquier crítica que se vertiese sobre el film.
Los que hemos nacido en los 80 y formamos parte de esa generación que se crió cinematográficamente en los videoclubs, recordamos claramente aquellas películas de acción que entre finales de los 80 y principios de los 90 protagonizaban los Van Damme, Steven Seagal o Dolph Lundgren de turno. El argumento era bien sencillo. Al protagonista le mataban a un compañero policía en acto de servicio, a un hermano, a una madre, a un padre, a una novia… (cualquier lazo familiar servía de pretexto) y el resto de la película nuestro héroe buscaba por todos los medios lograr su venganza. Algo así es lo que pretende contar «Only God Forgives». Las diferencias son pocas, si bien aquí los buenos no son tan buenos y el malo pues… bueno, el malo sí que es un cabronazo.
Ahora bien, si Refn se quisiera diferenciar de verdad, lo que debería haber hecho es escribir un guión de verdad y no garabatear en un folio cuatro frases, además, poco coherentes. En lugar de ello, el director danés se ha dejado llevar por el aspecto estético. Planos coloristas, tonos muy rojizos y una perfección formal que en ningún momento transmite la más mínima emoción al espectador. Ni la presencia de Gosling, forzado por el director a un hieratismo nunca antes visto en su filmografía, ni la de Kristin Scott Thomas como atípica madre en busca de venganza y sin pelos en la lengua salvan a la película de provocar vergüenza ajena y un olvido casi inmediato en nuestra memoria.
Claro que en «Drive», Refn partía de una novela de James Sallis y aquí escribe el «guión». No podría afirmar si el danés tiene o no talento para escribir, ya que no he visto su filmografía anterior, pero me atrevería a decir que el texto del que partió para rodar «Only God Forgives» fue escrito en una noche de borrachera en el reverso de un posavasos de cerveza Guinness.
A nadie escapa tampoco la clara intención de Refn de provocar. Una provocación que alcanza su momento álgido (ojo: spoiler) en una escena en la que el malo (Vithaya Pansrigarm, un asiático de pocas palabras que amputa miembros del cuerpo de sus víctimas en sus ratos libres para luego irse a cantar al karaoke) tortura a Byron (Byron Gibson) y cuyas imágenes no pretenden aportar nada, sino claramente provocar.
Preocupado por la estética y la provocación (al igual que el director Gaspar Noé, a quien dedica la película junto a Alejandro Jodorowsky, a quien ya dedicó «Drive»), a Refn se le escapan también ciertas incongruencias en un guión tan escaso como carente de importancia. (De nuevo, spoiler) El combate entre Gosling (que regenta un gimnasio) y Pansrigarm resulta inequívocamente un pretexto por parte del director para partirle la cara bonita al atractivo actor, ya que Julian (Gosling) no acierta a dar un solo golpe pese a su imponente físico.
Refn es un tipo listo. Quería llamar la atención y lo ha conseguido. Le han bastado poco más de 3 millones de euros (un presupuesto enormemente bajo, «Las Brujas de Zugarramurdi», de Álex de la Iglesia, ha costado 6) y ya ha recuperado con creces su inversión en la taquilla (más de 10 y sigue sumando, ya que «Only God Forgives» aún no se ha estrenado en varios países, entre ellos, España). Otro cantar es que sea buen director. Se aprecian claras influencias estéticas de cintas como «Enter the Void» (2009), de Gaspar Noé, y también algo de Tarantino, claro (aunque ya le gustaría parecerse a él), pero entre todo ese batiburrillo no parece haber un director con las ideas claras. No hay rastro aquí de las influencias que había en «Drive» de directores como Michael Mann o Walter Hill. «Only God Forgives» podría ser la película de acción soñada por David Lynch, pero tampoco llega a ser eso.
«Only God Forgives», no os equivoquéis, es un fiasco. Falla como película de acción, como cine de autor e, incluso, y lo que es más grave, como película protagonizada por Ryan Gosling. Todos cometemos errores, Ryan, y aunque sólo Dios perdone, te perdonaremos. Pero que sea la última vez que apareces en un bodrio como éste, ¿ok?
«Only God Forgives» se estrena en España el próximo 31 de octubre.

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