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Vampire Weekend – Modern Vampires of the City (2013)

En 1984 la música vivía algunos de los momentos más memorables de los 80. U2 publicaban «The Unforgettable Fire», el primer disco de la banda que producían Brian Eno y Daniel Lanois; The Smiths debutaban con su primer álbum homónimo; y Depeche Mode alcanzaban el éxito internacional con «Some Great Reward» y el hit «People Are People». A lo largo de ese año, nacían en New York, New Jersey y Washington D.C. cuatro chicos que, 22 años después, se unirían en una de las mejores bandas surgidas en la pasada década, Vampire Weekend.
Ninguno de sus miembros han cumplido todavía los 30 y la banda apenas cuenta siete años de vida, pero lo que han conseguido en su carrera es mucho más de lo que han logrado la mayoría de sus compañeros de generación. Se han ganado el respeto de crítica y público con su debut homónimo, «Vampire Weekend» (2008), su segundo disco, «Contra» (2010), y ahora vuelven a hacerlo con su tercer álbum.
«Modern Vampires of the City» (2013) viene a confirmar el talento de una banda que, lejos de estancarse con los sonidos africanos, sigue incorporando multitud de influencias a su música para seguir construyendo un sonido propio e intransferible cuyo denominador común es la belleza de sus canciones, que siguen sin dejarse llevar por producciones estridentes o excesivamente tecnológicas. Melodías pop con voces casi celestiales como las de «Obvious Bicycle», delicias enamoradizas como «Everlasting Arms» o esa gozada con toques de música barroca que es «Step».
Vampire Weekend - Modern Vampires of the City (2013)
La inmediatez adolescente y punk-pop sigue presente en canciones como «Diane Young», el pop al galope de la contagiosa «Worship You» o el buen rollo y las ganas de bailar que transmite «Finger Back». Como buena banda de pop, Vampire Weekend siguen preocupándose por componer buenas canciones, y no por sorprender o agradar al público. De esas ganas de seguir haciendo buena música surgen canciones geniales como «Unbelievers», elegantes cantos a la fugacidad de la vida («Don’t Lie») o fantásticas plegarias religiosas que se alejan de lo común («Ya Hey»). Y es que, como sucedía también en el genial «Contra», en las letras de Ezra Koenig hay muchísimo que rascar. You’ve got the luck of a Kennedy… dicen haciendo referencia a la mala suerte de «Diane Young». Hit me like a Yankee, like a son of Freedom, never as a slave... dicen en «Finger Back».

En resumidas cuentas, sí, lo han vuelto a hacer. «Modern Vampires of the City» no sólo mantiene el altísimo nivel de «Contra», sino que es más que probable candidato a colarse entre los mejores discos de este 2013 (y eso que aún nos quedan seis meses por delante).

Tienen talento, son insultantemente jóvenes todavía y siguen haciéndonos felices con sus canciones. ¿Podríamos pedirles más?

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