PortAmérica 2019 (sábado 6 de julio): A este lado de la Panamericana

La jornada del sábado PortAmérica volvía a agotar todas las entradas, y quizás no sólo por Andrés Calamaro, sino también por Depedro o Mon Laferte. Claro está, era también el día más familiar, y fueron muchos los que se acercaron con sus hijos e hijas para disfrutar de la música, probar la batería hecha con cacerolas del ShowRocking o asistir a la charla de «Grandes Historias de la Música Pop para Pequeños» del periodista Javier Becerra. Todo un acierto de la organización para que los más peques pudiesen disfrutar de actividades pensadas para ellos en el festival.

Ser la jefa es salir radiante a las 18:30 de la tarde al escenario, sonriendo y que el público coree todas tus canciones. Ésa es Mon Laferte, la artista chilena más escuchada en Spotify a nivel mundial, y cuyos vídeos acumulan cientos de millones de reproducciones en YouTube («Mi Buen Amor», a dúo con Bunbury, está ya en los 261 millones de visionados y sigue sumando). «Norma» (2018), su sexto álbum, fue grabado en una sola toma en Los Ángeles bajo la producción de Omar Rodríguez-López (miembro de At the Drive-In y The Mars Volta).

Laferte salió a ganar, con su look de chica pin-up y su vozarrón. En la segunda canción, la maravillosa «Mi Buen Amor», ya podía permitirse el lujo de ofrecerle el micrófono al público, sabiendo que se sabía las letras al dedillo. «Amor Completo» o «Chilango Blues» son algunas de las joyas que nos dejó escuchar en su voz atemporal, dulce y desgarrada por momentos, pero también divertida en canciones como «No Te Fumes Mi Mariguana» (y no, la ‘g’ no es una errata) o «Ronroneo».

Carismática, dulce, sexy… Mon Laferte es todo eso y muchísimo más. Arropada por una estupenda banda, no pierde oportunidad de bailar con ellos sobre el escenario o tocar la guitarra (toca varios instrumentos musicales). La química con el público fue total y ofreció un recital insuperable. El de Laferte fue uno de los grandes conciertos de PortAmérica 2019 y, por descontado, del sábado. Los que venían detrás lo iban a tener muy difícil no ya para superarla, sino tan solo para mantener el nivel.

Tras un conciertazo como ése, nos acercamos hasta la zona de La Duendeneta a gastar zapatilla. No nos extraña que La Duendeneta se haya convertido en habitual en PortAmérica. En apenas media hora sonaron David Bowie, Bangles, León Benavente, Lori Meyers… ya podían aprender en muchos locales del gusto musical de La Duendeneta. Otro de los grandes aciertos del festival, una zona para bailar a cualquier hora, ya sea porque no te atrae el grupo que toca en ese momento o simplemente porque nos apetece echarnos un baile.

Sé que en estas líneas quizás me voy a ganar algunos haters, pero me resulta cada vez más complicado distinguir donde acaba Leiva y comienzan los Sidecars y viceversa. Y no es solo porque Juancho, su vocalista, toque de forma habitual en la banda de Leiva (al fin y al cabo son hermanos), sino que su voz y su forma de cantar se asemejan mucho. Quiźas no tengan tantos incondicionales como Leiva, pero sus fans son cada vez más numerosos. Tienen un buen directo y ofrecieron una buena dosis de rock. Para el final dejaron sus temas más populares, «Fan de Ti» y «Amasijo de Huesos», aclamadas por todos sus seguidores.

El final del concierto de Sidecars produjo también una masiva salida de público del festival (tanto que parecía que se habían acabado los conciertos ya). Pocos, muy pocos, nos quedamos a ver a Los Espíritus, que tocaban justo antes de Calamaro. Rock, blues, psicodelia y ritmos latinos marcados por el virtuosismo a las guitarras de los miembros de la banda y la voz aguardentosa de su vocalista. Canciones como «El Jugo» destacan en el repertorio de un buen grupo que quizás no encajaba del todo bien en la programación del festival.

PortAmérica llevaba detrás de Andrés Calamaro al menos desde 2014. En aquella edición en la que iba a actuar el argentino, el festival se suspendió justo en la jornada en la que iba a actuar por culpa de una tormenta eléctrica. Calamaro salió con fuerza, cantando «Alta Suciedad», a la que siguieron «Verdades Afiladas» y «Clonazepán y Circo». No tardó en tirar del legado de Los Rodríguez con «A los Ojos», algo que el público agradeció. Sin embargo, su concierto tuvo demasiados altibajos, y no solo porque hubiese partes instrumentales, sino también porque la voz de Calamaro no estaba en las mejores condiciones y hubo unos cuantos desafines. Tras una parte bastante prescindible, Calamaro recuperó el pulso con «Loco», «Cuando No Estás» o «Mi Enfermedad», de Los Rodríguez. Uno de los grandes momentos llegó con «Estadio Azteca», uno de los temas más queridos por el público, para después recuperar la «Milonga del Marinero y el Capitán». Pese a que ya estaba fuera de tiempo, se pasó unos 15 minutos y aún nos dejó la «Flaca» y «Me Estás Atrapando Otra Vez».

Siempre polémico, Andrés Calamaro no dejó a nadie indiferente. Supongo que el fan pudo sentirse de alguna manera decepcionado, pero pese a todo el concierto no fue corto en absoluto (pasó de las 20 canciones) y tuvo sus momentos. Eso sí, no podemos decir que fuese de los mejores conciertos del festival.

El vigués Pablo Lesuit nos vino como agua de mayo. Su música nos traía el encanto y el buen rollo que necesitábamos justo en ese momento. Hubo incluso dueto con Eladio Santos y dio un concierto breve pero muy agradecido. Canciones como «El Tiempo», que grabó a dúo con Jorge Drexler, demuestran que Lesuit va por muy buen camino. La única pega, que puede recordar a veces demasiado a Drexler, pero quizás eso sea más un cumplido que otra cosa.

Y entonces llego él. Como dice su canción, un «Hombre Bueno». Depedro salió a comerse el escenario. Aprovechando que estaría pinchando para cerrar al festival, invitó a Camilo Lara (Instituto Mexicano del Sonido) a formar parte de su banda. Una banda que sonaba de lujo, con un Depedro inspirado al frente y apoyándose en unas bonitas proyecciones. «Como el Viento», «Nubes de Papel» o «El Pescador» demostraron que donde Depedro se crece es en el directo, y había química con el público. Camilo Lara cantó «México», de Instituto Mexicano del Sonido, y Depedro versionó con acierto la grandísima «Fiesta» de Joan Manuel Serrat.

Dado el amable ambiente de fiesta que se respiraba en la Carballeira, Depedro no dudó en bajarse del escenario para plantarse con el micro y la guitarra entre el público y recorrer con nosotros la «Panamericana». El gran final llegaría con la «Llorona» y miles de personas que seguían coreando ‘uoh-oh-oh’ al ritmo de la canción mientras la banda se despedía recibiendo una gran ovación.

Puede gustarte más o menos en disco, pero el directo de Depedro es incontestable. Además de ser buen músico y contar con una buena banda, las ganas, la pasión y la implicación con el público hacen de sus conciertos algo único. La goleada en PortAmérica 2019 fue histórica, y fue uno de los grandes conciertazos del festival.

Ya partían de un mal horario, pero debido al exceso de tiempo de Calamaro, El Lado Oscuro de la Broca salieron a tocar casi a las 3 de la mañana. Pocos nos quedamos a verles, pero mereció la pena. El grupo de Zamora, que acaba de reunir sus dos últimos EP’s en «Salvaje Oeste» (2019) dio una buena dosis de shoegaze y zapatilla con temas como «Baila Chica Baila», «Frenética» o «Los Líderes Africanos». El sexteto, con varias guitarras, bajo, batería y sintetizadores, demuestra una técnica a las cuerdas como pocos, construyendo una sonoridad distinta capa a capa. «Con Estrella» o «Nossa Senhora da Luz» les muestran también como una banda que no se encorseta en su estilo. Se merecen un hueco junto a grandes del shoegaze nacional como Triángulo de Amor Bizarro y se lo están ganando.

El cuerpo no resistió para más, pero pudimos ver la primeras canciones del directo de Presumido. El dúo vigués jugaba en casa e interpretó canciones como «Esa No Era Yo» o «Vendetta». Su propuesta synth pop es poco habitual dentro del panorama gallego y su puesta en escena también resulta original. Sonaron bien, pero la hora tampoco les favoreció.

PortAmérica 2019 es el resultado de un trabajo bien hecho. La organización ha logrado reunir un buen cartel en una idílica localización y limitando los asistentes (unos 10.000 cada día) para no sobredimensionar y dañar el entorno natural. Son pocas las colas, la zona para comer es amplia y confortable y si no te interesa el concierto te vas a bailar a La Duendeneta.

En cuanto al cartel, se mantienen los grupos nacionales y latinoamericanos como seña de identidad, y ésta ha sido sin duda la edición de las mujeres. Porque si algo han demostrado Zahara, Rozalén, Mon Laferte o Amaia es que queremos más mujeres artistas en los carteles de los festivales, y el público responde. También las mujeres son responsables del éxito de esta edición. De los 28.000 asistentes del festival, el 58% fueron mujeres.

PortAmérica es ya un clásico del verano gallego, y ya hay ganas de volver incluso sin saber el cartel. ¿Ganas de Carballeira? Habelas hainas.

La próxima edición de PortAmérica tendrá lugar los días 2, 3 y 4 de julio de 2020 en la Carballeira de Caldas de Reis. Los primeros abonos ya están a la venta a un precio promocional de 45 € más gastos. Podéis comprarlos aquí.