NOS Primavera Sound 2018 (jueves 7): Oh Lorde

Para cualquier aficionado a la música, el NOS Primavera Sound se ha convertido en una cita imprescindible. Por allí han pasado desde estrellas como PJ Harvey, Patti Smith, Brian Wilson, Blur, Björk o Suede, por citar sólo unos pocos, hasta promesas  que acabaron siendo referentes como Haim, St. Vincent, The xx o M83. Pese a ser un macrofestival (más de 100000 asistentes en esta séptima edición), el hermano del Primavera Sound barcelonés mantiene un crecimiento sostenible, que permite disfrutar de los conciertos cómodamente, lejos de los agobios de otros festivales semejantes. En esta edición los pesos pesados del cartel eran una joven estrella de la que Bowie dijo que era el futuro de la música (Lorde), frente a una veterana bestia del escenario (Nick Cave), pasando por varios nombres importantes del hip-hop actual (A$AP Rocky, Tyler the Creator, Vince Staples).

El jueves la lluvia nos acompañaba durante todo el viaje a Porto. Con todo, ese día hubo suerte y dejó de llover nada más arrancar el festival. Nos armamos de paciencia y nos subimos al saturado autobús que nos llevaría al recinto, en el Parque da Cidade.

Entre la demora del trayecto en autobús y las colas a la entrada, ya no llegamos a tiempo de ver a Waxahatchee. Quienes sí acababan de comenzar su actuación en el Palco Seat (uno de los más importantes en esta edición, justo a la entrada del recinto) eran los escoceses The Twilight Sad. No venían a presentar disco (el último, «Nobody Wants to Be Here and Nobody Wants to Leave», es de 2014), por lo que la banda de post-punk hizo repaso de algunos de sus temas más conocidos, como «I Became a Prostitute» o «And She Would Darken the Memory». Personalmente, me recuerdan un poco a los norteamericanos Dredg, aunque no me llegó a entusiasmar el concierto. Eso sí, su vocalista James Grahan no paró de hacer poses y dedicar gestos al público, llegando hasta la lágrima (no sabemos hasta que punto fue un gesto espontáneo o no) al final del concierto.

Se nos partía un poco el alma al tener que elegir entre Rhye y Father John Misty, dos conciertos que tenían lugar casi a la misma hora. Finalmente, nos quedamos con el álter ego de Josh Tillman, que no nos defraudó en absoluto.

Pese a que el inicial retraso (de casi 20 minutos) nos hacía prever lo peor, Father John Misty salió a escena para dar uno de los mejores conciertos del jueves. Podía haber presentado «God’s Favorite Customer» (2018), su nuevo disco, pero su setlist hizo repaso de toda su carrera como Father John Misty. Arrancó con «Nancy from Now On» (de su debut, «Fear Fun») y fue alternando canciones nuevas como «Disappointing Diamonds Are the Rarest of Them All» con clásicos de su carrera como «Holy Shit», «Pure Comedy» o «Chateau Lobby #4 (in C for Two Virgins)». Ocultando sus ojos tras las gafas de sol y apoyando su puesta en escena en algunas proyecciones, Father John Misty acabó marcándose incluso algunos bailes. Sin duda el momento cumbre llegó con «I Love You, Honeybear», una de las preferidas entre el público, para rematar la jugada con «The Ideal Husband».

Llegaba el turno de la reina de la noche. Comenzaba a sonar «Running Up that Hill», de Kate Bush (una de sus grandes influencias) y la neozelandesa Lorde salía a escena con sus bailarines. «Sober» daba el pistoletazo de salida a un espectáculo fascinante, a la que siguió la enorme «Homemade Dynamite». No podían faltar las grandes canciones de su debut, así que «Tennis Court», «400 Lux», «Buzzcut Season» o la maravillosa «Ribs» sonaron casi de forma consecutiva, sólo interrumpidas por «Magnets», colaboración de la artista con Disclosure. Es cierto que hemos visto montajes más espectaculares en esta gira de «Melodrama», pero lo cierto es que no se echó nada en falta. Los bailarines salieron en momentos puntuales (espectacular ese momentazo levantando en el aire a la artista), igual que las proyecciones, empleadas siempre para remarcar las letras de las canciones.

Hubo química con el público desde el minuto uno. Cuando sonó «The Louvre» el show ya estaba en uno de sus puntos álgidos, pero no cabe duda de que «Liability», con Lorde sentada al borde del escenario y con los pies colgando, fue una de las grandes imágenes del concierto. Nos pidió a todos los presentes que encendiésemos las luces de nuestros teléfonos y acabó creándose un momento mágico.

La emocionante «Supercut» nos llevaba muy arriba, tanto que sólo podía seguirle una canción a su altura. Sonó «Royals» y la ovación fue multitudinaria. El espectáculo siguió en progresión ascendente con «Perfect Places», a la que las proyecciones con un coro infantil cantando el estribillo dieron un punto de lo más épico. «Team» entroncaba a la perfección con el tema anterior, y daba paso al esperado final. «Green Light» ponía a todos los presentes a bailar y a saltar como si no hubiese un mañana. Un momento de felicidad y éxtasis compartido que remataba un concierto inolvidable. 75 minutos en los que Lorde demostró estar a la altura de las expectativas creadas y por qué es una de las artistas más importantes de su generación.

Probablemente, el mayor error que cometí el jueves fue perderme a Tyler the Creator para hacer un alto en el camino. Para algunos estuvo entre lo mejor del festival. Después del descanso tocaba volver al Palco NOS para ver qué nos traía Jamie xx en su directo. Ver como salía simplemente a pinchar vinilos supuso una gran decepción. Cuando nos íbamos se oía de fondo una de las canciones de «In Colour» (2015), el disco en solitario del miembro de The xx. Se hubiese agradecido algo más currado y apostando por presentar su música en directo, pero aquello parecía en realidad un dj set de lo más normalito para cerrar un festival.

La primera jornada dejaba el listón muy alto con Lorde. El viernes nos esperaba con más conciertos y sensaciones encontradas.